Una aproximación a las dependencias afectivas
Existen relaciones que pueden ser tan tóxicas como ingerir una droga. La necesidad afectiva extrema hacia una persona puede llevar a elecciones inadecuadas y abusivas caracterizadas por una gran violencia emocional. Las personas que se involucran en estas relaciones son capaces de hacer cualquier cosa para evitar que la relación termine a pesar de las consecuencias negativas en todas las áreas de su vida. Es de gran importancia reconocer y trabajar sobre este patrón vincular para poder brindar el tratamiento y la recuperación adecuada.
La dependencia emocional impregna la mayoría de los vínculos afectivos. Estos vínculos se basan en la proyección del poder personal en un otro/a. Como el centro de poder está puesto fuera de sí, la consecuencia es: relaciones tortuosas y vínculos tóxicos. El otro/a actúa de forma similar a la dosis de la droga que consume el adicto a sustancias. Cuando hablamos de tratamiento y recuperación adecuada por un lado mencionamos el tratamiento psicoterapéutico, pero también hay una herramienta muy valiosa que son los grupos de autoayuda.
La presencia de un grupo que escucha y acompaña a quienes comparten dolores semejantes, donde no se dan consejos ni se hacen interpretaciones, donde la ayuda que se ofrece es desde la propia experiencia lograda en la recuperación tiene un invalorable efecto curativo logrando recomponer áreas de nuestras vidas que parecían ya perdidas. Y sentir que podemos lograr mitigar de alguna manera el dolor y sufrimiento que nos aqueja no solo el propio sino el del ser humano con el cual compartimos esa experiencia, por lo cual nos comprometemos a nivel personal, grupal, y social creando un compromiso de ser agentes de cambio y bienestar.
El aporte de los que hacen años que concurren a los grupos a los demás integrantes, los testimonios donde se pudieron establecer cambios que sirvieron para mejorar la relación, es un estímulo para continuar explorando juntos. Setrata de transitar por una senda diferente , se trata de hacernos responsables de nuestras propias vidas y no proyectar constantemente en los demás lo errado de nuestras elecciones.
Lic. Martina Ibarrola
mibarrolaoliva@hotmail.com
1563749009..
Este espacio surge desde la necesidad de personas , victimas de violencia verbal o psicologica, donde podran encontrar herramientas y recursos para mejorar los vinculos y así desterrar relaciones tóxicas que solo traen sufrimiento ,es un mensaje esperanzador para quienes desean lograr una vida plena
sábado, 15 de octubre de 2011
martinaibarrola: el falso amor
.
A menos que accedas a la frecuencia consciente de la presencia, todas las relaciones, y en particular las relaciones íntimas, acabarán fracasando y siendo disfuncionales. Puede que parezcan perfectas durante un tiempo, mientras estás «enamorado», pero esa perfección se altera invariablemente a medida que van produciéndose discusiones, conflictos, insatisfacciones y violencia emocional o incluso física..., momentos de tensión que suceden con creciente frecuencia.
Parece que la mayoría de las «relaciones amorosas» pasan a convertirse muy pronto en relaciones de amor-odio. En ellas, el amor puede dar paso en un abrir y cerrar de ojos a una agresividad salvaje, a sentimientos de hostilidad o a la total ausencia del afecto. Esto se considera normal.
Si en tus relaciones experimentas tanto un sentimiento de «amor» como su opuesto —agresividad, violencia emocional, etc.—, entonces es muy probable que estés confundiendo el apego adictivo del ego con el amor. No puedes amar a tu compañero o compañera un momento y atacarle al siguiente. El verdadero amor no tiene opuesto. Si tu «amor» tiene un opuesto, entonces no es amor, sino la intensa necesidad del ego de una identidad más completa y profunda, necesidad que la otra persona cubre temporalmente. Este es el sustituto de la salvación que propone el ego, y durante un breve episodio parece una verdadera salvación.
Pero llega un momento en que tu pareja deja de actuar de la manera que satisface tus demandas, o más bien las de tu ego. Los sentimientos de miedo, dolor y carencia, que son parte intrínseca del ego pero habían quedado tapados por la «relación amorosa», vuelven a salir a la superficie.
Como en cualquier otra adicción, pasas buenos momentos cuando la droga está disponible, pero, invariablemente, acaba llegando un momento en el que ya no te hace efecto.
Por eso, cuando los sentimientos dolorosos reaparecen los sientes con más intensidad que antes y, lo que es peor, ahora percibes que quien los causa es tu compañero o compañera. Esto significa que los proyectas fuera de ti y atacas al otro con toda la violencia salvaje de tu dolor.
Tu ataque puede despertar el dolor de tu pareja, que posiblemente contraatacará. Llegados a este punto, el ego sigue esperando inconscientemente que su ataque o sus intentos de manipulación sean castigo suficiente para inducir un cambio de conducta en la pareja, de modo que pueda seguir sirviendo de tapadera del dolor.
Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor. Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción —alcohol, comida, drogas (legales o ilegales) o una persona—, estás usando algo o a alguien para encubrir tu dolor.
Por eso hay tanto dolor e infelicidad en las relaciones íntimas en cuanto pasa la primera euforia. Las relaciones mismas no son la causa del dolor y de la infelicidad, sino que sacan a la superficie el dolor y la infelicidad que ya están en ti. Todas las adicciones lo hacen. Llega un momento en que la adicción deja de funcionar y sientes el dolor con más intensidad que nunca.
Ésta es la razón por la que la mayoría de la gente siempre está intentando escapar del momento presente y buscar la salvación en el futuro. Si concentrasen su atención en el ahora, lo primero que encontrarían sería su propio dolor, y eso es lo que más temen. ¡Si supieran lo fácil que es acceder ahora al poder de la presencia que disuelve el pasado y su dolor, a la realidad que disuelve la ilusión! ¡Si supieran lo cerca que están de su propia realidad, lo cerca que están de Dios!Eludir las relaciones en un intento de evitar el dolor tampoco soluciona nada. El dolor sigue allí de todos modos. Es más probable que te obliguen a despertar tres relaciones fracasadas en otros tantos años que pasar tres años en una isla desierta o encerrado en tu habitación. Pero si puedes llevar una intensa presencia a tu soledad, eso podría funcionar para ti
A menos que accedas a la frecuencia consciente de la presencia, todas las relaciones, y en particular las relaciones íntimas, acabarán fracasando y siendo disfuncionales. Puede que parezcan perfectas durante un tiempo, mientras estás «enamorado», pero esa perfección se altera invariablemente a medida que van produciéndose discusiones, conflictos, insatisfacciones y violencia emocional o incluso física..., momentos de tensión que suceden con creciente frecuencia.
Parece que la mayoría de las «relaciones amorosas» pasan a convertirse muy pronto en relaciones de amor-odio. En ellas, el amor puede dar paso en un abrir y cerrar de ojos a una agresividad salvaje, a sentimientos de hostilidad o a la total ausencia del afecto. Esto se considera normal.
Si en tus relaciones experimentas tanto un sentimiento de «amor» como su opuesto —agresividad, violencia emocional, etc.—, entonces es muy probable que estés confundiendo el apego adictivo del ego con el amor. No puedes amar a tu compañero o compañera un momento y atacarle al siguiente. El verdadero amor no tiene opuesto. Si tu «amor» tiene un opuesto, entonces no es amor, sino la intensa necesidad del ego de una identidad más completa y profunda, necesidad que la otra persona cubre temporalmente. Este es el sustituto de la salvación que propone el ego, y durante un breve episodio parece una verdadera salvación.
Pero llega un momento en que tu pareja deja de actuar de la manera que satisface tus demandas, o más bien las de tu ego. Los sentimientos de miedo, dolor y carencia, que son parte intrínseca del ego pero habían quedado tapados por la «relación amorosa», vuelven a salir a la superficie.
Como en cualquier otra adicción, pasas buenos momentos cuando la droga está disponible, pero, invariablemente, acaba llegando un momento en el que ya no te hace efecto.
Por eso, cuando los sentimientos dolorosos reaparecen los sientes con más intensidad que antes y, lo que es peor, ahora percibes que quien los causa es tu compañero o compañera. Esto significa que los proyectas fuera de ti y atacas al otro con toda la violencia salvaje de tu dolor.
Tu ataque puede despertar el dolor de tu pareja, que posiblemente contraatacará. Llegados a este punto, el ego sigue esperando inconscientemente que su ataque o sus intentos de manipulación sean castigo suficiente para inducir un cambio de conducta en la pareja, de modo que pueda seguir sirviendo de tapadera del dolor.
Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor. Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción —alcohol, comida, drogas (legales o ilegales) o una persona—, estás usando algo o a alguien para encubrir tu dolor.
Por eso hay tanto dolor e infelicidad en las relaciones íntimas en cuanto pasa la primera euforia. Las relaciones mismas no son la causa del dolor y de la infelicidad, sino que sacan a la superficie el dolor y la infelicidad que ya están en ti. Todas las adicciones lo hacen. Llega un momento en que la adicción deja de funcionar y sientes el dolor con más intensidad que nunca.
Ésta es la razón por la que la mayoría de la gente siempre está intentando escapar del momento presente y buscar la salvación en el futuro. Si concentrasen su atención en el ahora, lo primero que encontrarían sería su propio dolor, y eso es lo que más temen. ¡Si supieran lo fácil que es acceder ahora al poder de la presencia que disuelve el pasado y su dolor, a la realidad que disuelve la ilusión! ¡Si supieran lo cerca que están de su propia realidad, lo cerca que están de Dios!Eludir las relaciones en un intento de evitar el dolor tampoco soluciona nada. El dolor sigue allí de todos modos. Es más probable que te obliguen a despertar tres relaciones fracasadas en otros tantos años que pasar tres años en una isla desierta o encerrado en tu habitación. Pero si puedes llevar una intensa presencia a tu soledad, eso podría funcionar para ti
jueves, 13 de octubre de 2011
el propio self
EL ENCANTADOR INSTINTO DEL SOMETIMIENTO
Sostener un vínculo sano con la pareja no es tarea
sencilla. Muchas mujeres, en busca de este
objetivo, dan "todo" por la pareja, descuidando
sus propias necesidades individuales. Así, pierden
autenticidad incluso con ellas mismas,
desencadenándose una serie de anomalías en su
personalidad que podrían ser evitadas.
"¿Por qué cuando estoy en pareja sacrifico mi
individualidad?".
"Me va bien en el trabajo, pero cuando estoy en
pareja me vuelvo complaciente, no puedo poner
límites y me pierdo a mí misma en la relación".
"Luché mucho por conseguir mi independencia
económica, pero al estar en pareja no puedo
dejar de poner las necesidades de mi pareja en
primer lugar y resigno lo que yo necesito".
"Pongo tanto esfuerzo en hacer funcionar la
relación de pareja que me quedo sin energías y,
sin embargo, la relación sigue trabada".
Testimonios como estos constituyen unos de los
motivos de consulta en psicoterapia por parte de
muchas mujeres que, queriendo estar en pareja, no
saben cómo amarlo a él sin perderse a si mismas.
Independientemente de la edad, profesión y los
logros obtenidos en lo laboral, estas mujeres
perciben que en el momento de relacionarse con un
hombre, empiezan a relegar parte de su vida
(social, tiempo para disfrutar a solas, creencias,
valores, etc.). Llega un momento en que sienten
que se han "mezclado" tanto con sus parejas que,
al terminar la relación, tienen la sensación de
que han perdido gran parte de sus apoyos
individuales y se encuentran con una sensación de
vacío, tristeza, confusión y frustración.
Salvando las diferencias que caracterizan a cada
mujer, hay algunas características comunes a todas
ellas:
Pasan gran cantidad de tiempo fantaseando con él
o con la relación.
Tienden a cuestionar o desvalorizar sus propios
sentimientos, opiniones, creencias si estos no
coinciden con los de él.
Se sienten deprimidas o ansiosas cuando no
pueden estar con su pareja.
Hacen cualquier cosa para que la relación
funcione, hasta están dispuestas a cambiarse a
sí mismas para complacer a la pareja (aspecto
físico, estilo de ropa, alguna conducta en
particular, etc.)
Se sienten emocionalmente agotadas cuando una
relación termina.
Optan o fantasean con quedarse sin pareja
durante un largo período de tiempo para no
volver a recaer en estas conductas.
Y acá no es tan importante la clase de hombre con
el que la mujer se ha relacionado, ni lo linda,
capaz, inteligente que es la mujer. Ella tiene un
problema: no puede ser ella misma cuando está en
pareja. Tiene la sensación de que ser ella misma y
estar en pareja son objetivos excluyentes entre
sí.
Ante esta situación, algunas mujeres quedan con
miedo a formar pareja y prefieren quedarse solas.
Otras, intentan la pareja una y otra vez,
esperando que el próximo intento resulte mejor que
el anterior. Existe también un grupo de mujeres
que están en pareja estable y que, tanto han
tapado sus necesidades personales, que sienten que
es muy difícil cambiar o distanciarse de la
relación aunque se sienten desdichadas.
Las raíces del problema
Están en la infancia. Por lo general, la mujer con
este trastorno, proviene de una familia
disfuncional, donde la niña aprendió a renegar de
sus propias percepciones; a no confiar en sí
misma; necesitar mostrar una imagen de "que todo
está bien" en la familia, guardando algún secreto
sobre algo malo que ocurre en el seno de ésta;
negligencia o abandono de uno de los padres o
ambos; existencia de conductas compulsivas:
drogas, alcohol, gasto o juego compulsivo,
obsesión con la sexualidad, celos desmedidos,
etc.; que uno de los padres tomen a la niña por
confidente, cargándola con sus problemas o
infidelidades, provocando sentimientos de
vergüenza y pérdida de la autoestima; haber sido
sobreprotegida o controlada por un adulto posesivo
que no permitió a la niña desarrollar su
individualidad. pertenecer a una familia con
creencias e ideas extremas sobre la sexualidad, ya
sea prohibiendo o falta de límites, etc.
¿Qué se puede hacer?
Si bien estas conductas pueden cambiarse en una
terapia que apunte a ayudar a la paciente a
mantener su identidad o a recuperarla, cuatro
pasos son fundamentales y hay que considerar:
Aprender a tomarse el tiempo necesario para
conocer a un hombre antes de plantear un
compromiso. No se puede amar lo que no se conoce
bien.
Ser auténtica y no engañarse a una misma. Todos
tienen aspectos positivos que quieren mostrar,
pero muchas mujeres crecieron con la idea de que
ser extremadamente complacientes, decir a todo
que sí y anular su propia identidad, es la mejor
manera de relacionarse. Sin embargo la excesiva
dependencia genera rabia y tarde o temprano
habrá peleas en la relación. El hecho de decir
la verdad, lo que gusta y lo que no, lo que se
espera de una relación, sin fingir, prepara el
camino para ser aceptado tal como se es.
Tener vida propia. Amigos, intereses, espacios
para disfrutar, tiempo para el cuidado
personal... Muchas mujeres sienten que ocuparse
de sí mismas es sinónimo de ser "malas" o
egoístas. Ser compañeras del varón es sano y
positivo; anularse a sí mismas, es algo muy
diferente.
Vivir en el presente y la realidad. Una de las
grandes dificultades para estar bien en pareja
se debe a que las personas quedaron estancadas
en el pasado, idealizando un viejo amor o
repitiendo en la pareja conductas negativas
aprendidas en la infancia. La fantasía es una
forma de huir de la realidad, de tapar el dolor
y obtener alivio, pero tiene un alto coste
emocional.
Estos son sólo algunos de los objetivos a lograr.
Cada mujer debe transitarlos a su manera y con su
propio tiempo. El camino hacia el auto
conocimiento y hacia el cambio puede ser muy
placentero porque significa llenar un vacío y
alcanzar el bienestar en la pareja que nos es tan
necesario.
VER MÁS SOBRE PSICOLOGÍA >>
Sostener un vínculo sano con la pareja no es tarea
sencilla. Muchas mujeres, en busca de este
objetivo, dan "todo" por la pareja, descuidando
sus propias necesidades individuales. Así, pierden
autenticidad incluso con ellas mismas,
desencadenándose una serie de anomalías en su
personalidad que podrían ser evitadas.
"¿Por qué cuando estoy en pareja sacrifico mi
individualidad?".
"Me va bien en el trabajo, pero cuando estoy en
pareja me vuelvo complaciente, no puedo poner
límites y me pierdo a mí misma en la relación".
"Luché mucho por conseguir mi independencia
económica, pero al estar en pareja no puedo
dejar de poner las necesidades de mi pareja en
primer lugar y resigno lo que yo necesito".
"Pongo tanto esfuerzo en hacer funcionar la
relación de pareja que me quedo sin energías y,
sin embargo, la relación sigue trabada".
Testimonios como estos constituyen unos de los
motivos de consulta en psicoterapia por parte de
muchas mujeres que, queriendo estar en pareja, no
saben cómo amarlo a él sin perderse a si mismas.
Independientemente de la edad, profesión y los
logros obtenidos en lo laboral, estas mujeres
perciben que en el momento de relacionarse con un
hombre, empiezan a relegar parte de su vida
(social, tiempo para disfrutar a solas, creencias,
valores, etc.). Llega un momento en que sienten
que se han "mezclado" tanto con sus parejas que,
al terminar la relación, tienen la sensación de
que han perdido gran parte de sus apoyos
individuales y se encuentran con una sensación de
vacío, tristeza, confusión y frustración.
Salvando las diferencias que caracterizan a cada
mujer, hay algunas características comunes a todas
ellas:
Pasan gran cantidad de tiempo fantaseando con él
o con la relación.
Tienden a cuestionar o desvalorizar sus propios
sentimientos, opiniones, creencias si estos no
coinciden con los de él.
Se sienten deprimidas o ansiosas cuando no
pueden estar con su pareja.
Hacen cualquier cosa para que la relación
funcione, hasta están dispuestas a cambiarse a
sí mismas para complacer a la pareja (aspecto
físico, estilo de ropa, alguna conducta en
particular, etc.)
Se sienten emocionalmente agotadas cuando una
relación termina.
Optan o fantasean con quedarse sin pareja
durante un largo período de tiempo para no
volver a recaer en estas conductas.
Y acá no es tan importante la clase de hombre con
el que la mujer se ha relacionado, ni lo linda,
capaz, inteligente que es la mujer. Ella tiene un
problema: no puede ser ella misma cuando está en
pareja. Tiene la sensación de que ser ella misma y
estar en pareja son objetivos excluyentes entre
sí.
Ante esta situación, algunas mujeres quedan con
miedo a formar pareja y prefieren quedarse solas.
Otras, intentan la pareja una y otra vez,
esperando que el próximo intento resulte mejor que
el anterior. Existe también un grupo de mujeres
que están en pareja estable y que, tanto han
tapado sus necesidades personales, que sienten que
es muy difícil cambiar o distanciarse de la
relación aunque se sienten desdichadas.
Las raíces del problema
Están en la infancia. Por lo general, la mujer con
este trastorno, proviene de una familia
disfuncional, donde la niña aprendió a renegar de
sus propias percepciones; a no confiar en sí
misma; necesitar mostrar una imagen de "que todo
está bien" en la familia, guardando algún secreto
sobre algo malo que ocurre en el seno de ésta;
negligencia o abandono de uno de los padres o
ambos; existencia de conductas compulsivas:
drogas, alcohol, gasto o juego compulsivo,
obsesión con la sexualidad, celos desmedidos,
etc.; que uno de los padres tomen a la niña por
confidente, cargándola con sus problemas o
infidelidades, provocando sentimientos de
vergüenza y pérdida de la autoestima; haber sido
sobreprotegida o controlada por un adulto posesivo
que no permitió a la niña desarrollar su
individualidad. pertenecer a una familia con
creencias e ideas extremas sobre la sexualidad, ya
sea prohibiendo o falta de límites, etc.
¿Qué se puede hacer?
Si bien estas conductas pueden cambiarse en una
terapia que apunte a ayudar a la paciente a
mantener su identidad o a recuperarla, cuatro
pasos son fundamentales y hay que considerar:
Aprender a tomarse el tiempo necesario para
conocer a un hombre antes de plantear un
compromiso. No se puede amar lo que no se conoce
bien.
Ser auténtica y no engañarse a una misma. Todos
tienen aspectos positivos que quieren mostrar,
pero muchas mujeres crecieron con la idea de que
ser extremadamente complacientes, decir a todo
que sí y anular su propia identidad, es la mejor
manera de relacionarse. Sin embargo la excesiva
dependencia genera rabia y tarde o temprano
habrá peleas en la relación. El hecho de decir
la verdad, lo que gusta y lo que no, lo que se
espera de una relación, sin fingir, prepara el
camino para ser aceptado tal como se es.
Tener vida propia. Amigos, intereses, espacios
para disfrutar, tiempo para el cuidado
personal... Muchas mujeres sienten que ocuparse
de sí mismas es sinónimo de ser "malas" o
egoístas. Ser compañeras del varón es sano y
positivo; anularse a sí mismas, es algo muy
diferente.
Vivir en el presente y la realidad. Una de las
grandes dificultades para estar bien en pareja
se debe a que las personas quedaron estancadas
en el pasado, idealizando un viejo amor o
repitiendo en la pareja conductas negativas
aprendidas en la infancia. La fantasía es una
forma de huir de la realidad, de tapar el dolor
y obtener alivio, pero tiene un alto coste
emocional.
Estos son sólo algunos de los objetivos a lograr.
Cada mujer debe transitarlos a su manera y con su
propio tiempo. El camino hacia el auto
conocimiento y hacia el cambio puede ser muy
placentero porque significa llenar un vacío y
alcanzar el bienestar en la pareja que nos es tan
necesario.
VER MÁS SOBRE PSICOLOGÍA >>
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Como lograr un amor pleno
“COMO LOGRAR UN AMOR PLENO”por la Lic.Martina Ibarrola (Psicologa)
Entregarse afectivamente no implica desaparecer en el otro, sino integrarse respetuosamente.
Los vínculos sanos suman posibilidades y es un intercambio en el que nadie pierde, al contrario se gana permanentemente.
Los relaciones inadecuadas ya sean entre madre, padre, hijos o pareja hacen que las personas sean victimas de sufrimiento, por miedo a la perdida, a la soledad o al abandono.Estos vínculos pueden lastimarnos profundamente.
Ciertos “amores” duelen, enferman, matan, sin llegar a exageraciones las consecuencias se hacen sentir sobre la salud y contaminan todas las áreas de nuestra vida.
El encuentro entre los humanos es complicado, pero el mismo puede darse de manera más sana si es que respetamos valores como la independencia, eliminando ataduras psicológicas .
Unas de las técnicas para lograrlo es participar en los grupos de autoayuda donde la dinámica consiste a que los participantes brindan sus testimonios , hablan de sus propias experiencias y esto hace que el otro se vea reflejado como un espejo y en cada encuentro vean mejorar sus relaciones con la ayuda del grupo
No se dan consejos, no se juzga, no hay obligación de hablar sólo
Y en forma voluntaria se brindan los testimonios y cada uno toma lo que le sirve de los mismos.Se transforma en una poderosa herramienta para lograr mejorar la calidad de vida
martinaibarrola: GRUPOS DE AUTOAYUDA
martinaibarrola: GRUPOS DE AUTOAYUDA: . La necesidad de afecto, la imposibilidad de conectarse con sus propias emociones hace que una persona busque relaciones inapropiadas y s...
lunes, 26 de septiembre de 2011
GRUPOS DE AUTOAYUDA
. La necesidad de afecto, la imposibilidad de conectarse con sus propias emociones hace que una persona busque relaciones inapropiadas y se relacione de tal manera que genere vínculos que lo llevan a vivir situaciones de violencia emocional hasta pueden llegar a la violencia física . Las personas que se involucran en estas relaciones son capaces de generar cualquier situación , a veces poniendo en riesgo su propia integridad tanto psíquica como física para evitar que la relación termine. Es de gran importancia reconocer y trabajar sobre esta matriz vincular, que se generó en la infancia, para poder brindar el tratamiento y la recuperación adecuada.
La dependencia emocional impregna la mayoría de los vínculos afectivos. Estos vínculos se basan en la proyección del poder personal en un otro/a. Como el centro de poder está puesto fuera de sí, la consecuencia es: relaciones tortuosas y vínculos tóxicos. El otro/a actúa de forma similar a la dosis de la droga que consume el adicto a sustancias. Cuando hablamos de tratamiento y recuperación adecuada por un lado mencionamos el tratamiento psicoterapéutico, pero también hay una herramienta muy valiosa que son los grupos de autoayuda.
La presencia de un grupo que escucha y acompaña a quienes comparten dolores semejantes, donde no se dan consejos ni se hacen interpretaciones, donde la ayuda que se ofrece es desde la propia experiencia lograda en la recuperación tiene un invalorable efecto curativo logrando recomponer áreas de nuestras vidas que parecían ya perdidas. Y sentir que podemos lograr mitigar de alguna manera el dolor y sufrimiento que nos aqueja no solo el propio sino el del ser humano con el cual compartimos esa experiencia, por lo cual nos comprometemos a nivel personal, grupal, y social creando un compromiso de ser agentes de cambio y bienestar.
El aporte de los que hacen años que concurren a los grupos a los demás integrantes, los testimonios donde se pudieron establecer cambios que sirvieron para mejorar la relación, es un estímulo para continuar explorando juntos. Se trata de transitar por una senda diferente , se trata de hacernos responsables de nuestras propias vidas y no proyectar constantemente en los demás lo errado de nuestras elecciones.
domingo, 25 de septiembre de 2011
LA BUSQUEDA DEL AUTENTICO SI MISMO
EL AUTENTICO SI MISMO
“No es fácil encontrar la felicidad dentro de nosotros mismos, pero es en el único lugar donde se puede encontrar”
Hay una diferencia primordial entre la curación y la recuperación, la primera alude a algo estático, y habla de una gran omnipotencia, de buscar la perfección, por lo cual caemos en un modelo que no nos a ayuda a evolucionar, la segunda a algo en constante movimiento conduce a revisar los modelos de comportamiento adictivos que permanecen latentes y que deben ser revisados una y otra vez.
Se trata de una reeducación emocional. Para arribar a ese lugar hay que llegar a salir de la negación y hacer un proceso de por el cual llegamos a lo más profundo de nuestro ser, lo que nos lleva enfrentarnos con la culpa, primero culpa por ser dependiente y segundo culpa por dejar de serlo y abandonar el rol idealizado de salvador y cuidador.
Discurrir en la verdadera identidad implica identificar cuestiones sustanciales de nuestro propio ser, por lo cual necesitamos transitar nuestras emociones, aprehenderlas, tomarlas, hacernos carne de ellas , ponerles un nombre porque la única manera de salir de la angustia y de ese vacío existencial es identificarla, ya sea como miedo, soledad, abandono, pérdidas o carencias muy tempranas ,acontecimientos traumáticos posteriores o actuales, en resumen dolores del alma que tenemos muy escondidos y que transitan en nuestro corazón tal vez desde hace mucho tiempo.
Por lo cual nos permitiremos resignificar situaciones traumáticas, perdidas, frustraciones y además arribar a un estadio esperanzador en pos de lograr una mejoraría en nuestras vidas.
Lo que se puede reconstruir del pasado sirve para el presente, para entender esa sensación de soledad, esa sensación de constante inseguridad., no hay nada ni nadie, solo soledad.
La realidad es deformada en forma constante, la percepción falla y nos hacemos una propia construcción.
Todos tenemos una identidad familiar, creada en la infancia por modelos y mandatos, por creencias por mitos por secretos familiares etc
Es muy difícil modificar esas creencias y más desterrarlas y afrontarlas. Tiene que ver con aquel primer contacto, primordial, donde somos tan pequeñitos e indefensos, donde estamos a merced de otro que nos funda como personas, ese hermoso juego de recibir un beso, una caricia también funda emociones y tenemos poco recuerdo de haber vivido algo parecido, que no parece haber existido nunca.
Hay allí una frontera, donde rebota todo intento de poder entrar.
Esto hace que vayamos al encuentro de nuestra propia identidad, basada en el auténtico atravesamiento de nuestra propia historia lo que nos permitirá abrazarla, quererla y lograr desterrar los habituales comportamientos que nos llevan a ejercerlos una y otra vez. Y repetimos y repetimos en forma constante.
Las distancias afectivas fueron muchas, los roles familiares eran insuficientes, luego aparecieron alianzas y coaliciones y los eventos signicativos siempre eran de una violencia tal que era preferible callar, comportarse como si nada estuviese ocurriendo, la regla de conformar un falso yo, para que esa escena “tan temida” no vuelva a aparecer era mejor vivir para agradar, que para sufrir., había que evitar todo eso sutilmente. Una estrategia más para mitigar el dolor y la ansiedad.
Permitimos subordinarnos al otro, entablando relaciones absolutamente asimétricas por pánico a la ruptura. El principio de realidad no funciona adecuadamente, aparecen los autoengaños, no se logra observar las cosas tal cual son., cuando no sabes que hacer lo único que tienes que hacer es quedarte quieto y esperar lo que te signa el organismo. Las señales que nos da el cuerpo comienzan a aparecer, lo que no significa que las registremos, comienzan a sonar señales de alarma por todos lados sin embargo seguimos casi anestesiados.
No podemos soportar una mera revisión de nuestras vidas, retornar a aquellos dolorosos lugares, es incómodo, poco atractivo , la tenacidad demostrada en otros ámbitos no se proyecta para nuestra vida misma.
Aparece la crisis de abstinencia, los dolores del alma son intensos, sobrevienen a pesar de nuestros esfuerzos.
Y volvemos a ejercer el control omnipotente sobre nuestros afectos más cercanos, caemos en la sobre exigencia desmedida para con nosotros y los demás, en la ausencia de confianza en nosotros mismos y en nuestro propios sentimientos, olvidándonos de nuestras propias necesidades, con un pensamiento que se bifurca entre los polos opuestos, el todo o nada, tolerando comportamientos indebidos en los otros, haciendo gala de nuestro bajo nivel de autoestima, y desplegando mil dificultades en los cotidiano, para resolver los conflictos. Los límites no son parámetros para nosotros.
El cambio desde darse de adentro hacia afuera, estableciendo limites funcionales para armar una nueva estructura.
Atravesar un duelo no es tarea agradable, es pasar por lugares muy dolorosos y tristes, desangrar la herida, llorar amargamente por lo perdido, internarse en la oscuridad y someterse a la más dramática de las experiencias, caminar con ese dolor no es fácil, los demonios habitan nuestra alma y los momentos de intensa soledad, las largas noches se tornan tan frías como interminables.
Ante el dolor se registra como un shock como un embotamiento aquello se torna tan triste como inesperado, es como inaugurar una nueva sensación, casi inentendible, nos negamos a aceptar este momento que nos toca vivir, nos gustaría vivir en el más absoluto de los aislamientos, deficitariamente de las relaciones personales, lloramos por soledad sin darnos cuenta que esa sensación la hemos habitado más de una vez, estando con otros y estando solos. a la vez, luego sobreviene una especie de ira contenida, por lo cual solo nos resta descargarla de una vez y reprocharnos casi sin compasión, sin embargo, nada de esto sucede, rápidamente todo vuelve a su antiguo lugar, todo es como era antes, caemos en la desesperanza , con un pensamiento desorganizado, con poca consistencia, la depresión sobreviene una vez más. Casi siempre subyace agazapada la tristeza y la irritabilidad., poca paciencia para mi mismo y una inagotable paciencia para cualquier persona que lo requiere. Jugando un juego repetitivo y hasta monotemático.
No hay alimento que satisfaga esta desnutrición emocional, los tiznes descalificaste se imponen sobre los deseos de reconocimiento, sintiendo ser manipulados rígidamente por la ansiedad
Tenemos una visión negativa del si mismo, del mundo y del futuro, ideamos catástrofes, con una gran incapacidad de dar algún signo vital. Nos sentimos poco capaces, todo se percibe como una amenaza o como un fracaso.
Todas las situaciones vividas están impregnadas de una intensa emoción, pero de total y absoluto miedo, generando pensamientos muy tristes, que hacen de la vida, algo poco interesante.
Con esa intensa apatía por los placeres de la vida, nada nos gusta, no hay lugar para otros afectos el preponderante es la inhibición, el intenso cansancio, solo el auto reproche nos saca del agobio que se siente, no hay una mínima expresión de valoración, la voluntad está cegada por un negro porvenir, cuesta salir de esos pensamientos de culpa.
Dormir es un verbo poco frecuente ya que se utiliza esos momentos solo para habitarlos de fantasmas, solo la ansiedad de llegar al otro día satisface meramente nuestros deseos, porque los despertares tempranos son signo de haber pasado por un insomnio certero, oscuro y sinuoso. La alquimia de lo dramático hizo su trabajo y las ojeras y el cansancio corporal hacían estragos en la anatomía
La mente persiste en seguir con algo que nos resulta insuficiente , los parámetros intelectuales siguen intactos , seguimos criticándonos, juzgando y culpabilizándonos ., hasta que aparezca algo que nos haga salir de esa masa intelectual.
Con estas crisis podemos renovar nuestras necesidades vitales, pero sabemos que en algún lugar está la verdad, lo sentimos, tal vez la vida nos impide estar atentos, pero no todo es desconocido para nosotros., solo que sentimos orgullo, miedo y una gran obstinación.
Sacarse de encima la basura psíquica, llamándole a esta esa avidez por la intelectualidad, dejando de lado nuestra propia esencia, porque entender, conocer, investigar, nos hace sentir mejor aunque sea por un breve momento.
Surge así la carencia del sentido de si mismo, con el consecuente y archiconocido vacío interior aquel que se llena solamente satisfaciendo a los demás, creyendo que todo es poco para agradar a quienes nos rodean, por que constantemente estamos buscando la aprobación ajena, adormeciéndonos emocionalmente, es decir que es como vivir anestesiado, y a la vez con una intensa tensión interior, sin satisfacer nuestras necesidades emocionales y espirituales.
Que paradójico decir que siempre hay un temor a asumir riesgos apropiados, sin embargo somos expertos en revelarnos ante las figuras de la autoridad, porque somos incapaces de ver la gravedad o no de lo que estamos viviendo y esa distorsión nos lleva a involucrarnos en graves situaciones sin darnos cuenta
Quedamos ubicados en un lugar propicio para la violencia emocional y todo esto pude terminar en enfermedad, locura y muerte., la compulsión por ahora gana la batalla..
Estamos viviendo en una sociedad donde todos es excesos son permitidos, donde la insistencia sobre el mejorar la imagen de ser estéticamente perfectos nos hace que perdamos nuestra autenticidad.
Será porque nos faltó aquel sostén en la infancia, no hubo un contacto amoroso, una caricia en el momento adecuado, y la presencia materna se tornaba insuficiente. Nos transformarnos en seres insatisfechos, bloqueados para entablar profundas relaciones y creamos dependencias excesivas, somos seres desapegados, vivimos protestando ante el mundo, llenos de ira y de violencia. Siempre faltó aquello de afrontar los problemas familiares en forma saludable, quedando con una gran incapacidad para expresar y registrar nuestras emociones.
El deseo de “algo” que llene un vacío interior nos empuja, no permite pensar, se da una respuesta de acción inmediata , creando una insoportable tensión , hay que eliminar esa tensión sin poder pensar si es bueno o malo , y por siempre ocultando algún otro dolor., es un placer ligado al un dolor, llevándonos a no aceptar lo perdido que nos llevará a perder todo.
La obsesión contamina todas la áreas de nuestra vida, apelando a cualquier cosa para calmar la ansiedad., donde dejan de funcionar los registros emocionales.
Entonces los otros nos acusan de invasores, controladores, manejadores, que obturamos el crecimiento de los demás.
Llevando a cabo el abuso emocional, con burlas, ironías descalificaciones crueles, desdén, falta de consideración, porque no tomamos en cuenta los datos de la verdadera realidad del otro.
Tal vez faltó la tan mentada estimulación ambiental, nuestras neuronas no decodificaron adecuadamente y aquel crítico y sensible sistema nervioso se desordenó y se complejizó demasiado.
Por eso las verdaderas emociones son un terreno absolutamente desconocido, respondemos ante nuestro temperamento pero las emociones positivas como la alegría, la felicidad, la euforia, son sensaciones extranjeras.
Por esa falta de expresar nuestras emociones y sentimientos a veces nos trabamos en una intensa lucha con nosotros mismos, a veces queremos fugarnos a la isla desierta más cercana o también nos sentimos paralizados presos de una invierno, frio , helado con tan bajas temperaturas que nos proponen la inacción , eso de quedarnos petrificados ante cualquier hecho o situación.
Todo eso, por el momento nos resulta gratificante, se repite una o otra vez ese circuito obteniendo la recompensa de lo “conocido” de lo apremiante, transformándolo en un ritual es ese anhelo, donde la voluntad fracasa y necesitamos el apremio placentero y doloroso a la vez, que gratifica y se desea una y otra vez, que no se puede detener, lo inventamos, lo recreamos y el stress que genera no es suficiente para frenar tanta avidez, tanta voracidad y tanta rabia.
Buscamos algo más, creemos que algo fuera de nuestro verdadero si mismo puede darnos felicidad y satisfacción, ese algo más siempre está al alcance de la mano y si eso no está lograremos crear alguna otra situación, que cumpla con nuestros parámetros.
Luego de pasar por estos duros momentos solo queda reconocer la realidad, ver que las lágrimas han cesado, aquellas largas noches son ahora acompañadas por el lento tic tac del reloj , pero ya no suena amenazador, ya que empezamos a entender que somos una grata compañía para nosotros mismos, los miedos tan temidos son ahora , viejos conocidos y sobreviene inexorablemente reconocer que esta es la realidad que nos toca vivir.
Tal vez la palabra aceptación no esté nuestro diccionario, pero se pueden empezar a reconocer raras
Y hasta incómodas palabras, casi en desuso, porque hasta ahora el alimento era el sufrimiento y por fin sobreviene la aceptación, después de un largo camino, que parecía que nunca iba a acabarse, tan largo como nuestro egoísmo, tan grande como nuestro narcisismo herido, el cual yace sigiloso y lento.
“Por muy larga que sea la tormenta, el sol vuelve a brillar entre las nubes, a veces, se pierde lo muy bueno buscando lo mejor”
Nos cuesta increíblemente arribar a ese punto , los trazos del dolor que antes eran agudos ahora son sórdidos, son meramente imperceptibles , entonces aparecen rasgos de una incuestionable separación emocional, nos separamos del horror, nos separamos de la toxicidad de los vínculos, afianzamos las decisiones que nos hacen bien., hacemos un largo y violento movimiento hacia el vacío, antes incapaces de llenarlo, aunque sea con un pedacito de nosotros mismos, fruto de haber tenido la valentía de dejar ese largo y angustioso letargo y comenzar a desvincularse de aquello que nos hace tanto daño, que ha calado tan hondo , pero no obstante se inicia una larga despedida, como entrever que con ella comenzamos a caminar por lugares más amigables sin escenas de hondo dramatismo, sin corroer nuestra alma con pensamientos rumiantes y obsecuentes con lágrimas interminables ni luchas internas hacia nosotros mismos , por eso existe la palabra “recuperación”
Nos ponemos a revisar nuestros vínculos y nos animamos a desaprender un modelo internalizado, para establecer una nueva relación consigo mismo, para ganar confianza en que hay una vida con mejores posibilidades aceptando que la vida está en constante movimiento y lo único permanente es el cambio utilizando todas las herramientas que nos da el sentido común.
Esta verdadera crisis es una situación que no se puede enfrentar con los antiguos recursos por lo cual debemos hacer un cambio, pensar de distinta manera y sentirse otro.
Es necesario romper estructuras, saber que hay personas que son confiables, que se pueden abrir nuevas puertas, con el compromiso propio, dándonos la paciencia y todo el tiempo del mundo intentando entender quiénes somos., porque todos sabemos que tenemos una necesidad de reconocimiento. Es una nueva ideología que genera la verdad propia. Mi anterior verdad se superó por esta otra verdad, es una nueva construcción. Hay que arribar a una dirección propia, de la mano de la tolerancia hacia nosotros mismos, aceptando las incertidumbres que nos presenta la vida misma, comprometiéndonos paso a paso, con auto aceptación y autorresponsabilidad. Somos ya adultos, no tenemos ya una familia que nos cuide, ahora nos transformamos en nuestros propios padres, los cuidados nos lo prodigamos a nosotros mismos. Se produce una transformación de nuestros significados, al vislumbrar múltiples perspectivas y ubicarse en otro nuevo contexto.
Se produce el tan ansiado encuentro con uno, comienzan a bajar las exigencias se establece una autopercepción del si mismo, es decir que uno se empieza a reconocerse como persona ,que construye proyectos y tiene ideales .Aquellas antiguas creencias a las cuales llenábamos semánticamente de un sentido erróneo , dejan de tener peso propio se transforman solo en eso, un cuento que nos contamos a nosotros mismos cuyo argumento era un, sin sentido era armar un rompecabezas, qué habitaba solo nuestro propio mundo, y en nuestro cerebro y sus fantasias, por supuesto que los personajes eran tétricos, fantasmagóricos , pero tan conocidos que formaban parte de nuestra existencia.
Hay una especie de catarsis, donde se ponen en juego factores existenciales, el grupo tiene un alto valor correctivo, hay un aprendizaje interpersonal muy intenso, se siente un sentimiento de pertenencia, hay un intenso aprendizaje de técnicas de socialización, de asertividad y se desarrolla el altruismo.
Allí se descubre que hay humanos que sufren de la misma manera que nosotros que no estamos solos que el universo está plagado de criaturas que sufren, lloran y ríen a la par.
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